Por la Arq. Héctor Solórzano
Estas son algunas estrategias que llamamos “pasivas”. Están relacionadas con decisiones de diseño: la forma, la orientación, la elección de materiales y la aplicación de principios físicos para el máximo aprovechamiento de los recursos naturales, que funcionarán solos e integrados a la arquitectura sin costos adicionales.
Una parte importante del avance tecnológico está dirigida a la arquitectura, el diseño y la ingeniería, gracias a ella hoy en día los arquitectos podemos potencializar nuestros proyectos para que se vean beneficiados del contexto en el que se ubican y puedan ser más pasivos con el medio ambiente. Hasta esta parte todo se escucha estupendo, pero no es noticia nueva saber que un estilo de vida sustentado por la inteligencia tecnológica exige un gran costo de producción, transporte, mano de obra especializada para la ejecución y mantenimiento permanente.
El estilo de vida de generaciones anteriores nos heredó un gran número de alternativas arquitectónicas que pueden dar solución a problemas funcionales, ambientales y técnicos que cayeron en desuso por la modernidad. En tiempos críticos como los que hemos vivido a causa de la pandemia nos ha hecho replantear nuestro estilo de vida y reestructurar nuestra economía. El contexto actual nos invita a desafiar nuestra capacidad para proponer alternativas con menos recursos, más ingenio y con más conexión con el entorno. No solo los metros cubiertos son importantes, la necesidad de tierra, aire y sol es irremplazable para la salud.
Las generaciones anteriores crearon un gran número de alternativas arquitectónicas que dan solución a problemas funcionales, ambientales y técnicos que cayeron en desuso por la modernidad pero que si se emplean siguen ofreciendo calidad de vida a las personas.
Una arquitectura que en sus diseños suministra de manera autónoma sus propios recursos energéticos y que utiliza materiales locales y naturales genera conciencia, responsabilidad, ahorro, autonomía y sustentabilidad. Aprovechar las orientaciones, generar ventilaciones cruzadas, celosías y aleros, proveer de árboles que aporten sombra, ventanas bien orientadas que aprovechen el sol de invierno, representan soluciones arquitectónicas pasivas que dejan una mínima huella ecológica.
Los recursos que nos aportan eficiencia energética son el sol, el agua y el viento. Es posible realizar una captación, una conservación y una distribución del recurso de manera pasiva, activa o mixta. Todo lo que se invierte en lograr esto anterior se ahorra en energía que no se va a consumir.
Captación de agua de lluvia: En las cubiertas no implica gran costo de ejecución ni complejidad técnica. Diseñar desagües conectados a contenedores enterrados o a cielo abierto y tengan un proceso natural con especies vegetales que la purifique y la conserven en buen estado. Es importante realizar un cálculo de los metros cuadrados que una superficie recolecta de agua, por ejemplo, una cubierta de 100 metros cuadrados recolecta 2,000 litros de agua con una lluvia de 20mm.
Importancia de la orientacion: Una superficie vidriada orientada al norte genera una iluminación natural indirecta sin generar sombreados lo que la hace perfecta para estudiar y trabajar en casa. Los aleros son indispensables para proteger del sol directo a las grandes superficies vidriadas aportándoles sombra y ventilación.
Muros: Los muros que están orientados al sol pueden aprovechar del calor acumulado durante el día con el sistema constructivo llamado Muro Trombe o Muro Trombe-Michel, construidos con materiales tales como la piedra, el concreto, adobe o agua combinado con un espacio de aire, una lámina de vidrio y ventilaciones, formando un colector o trampa solar térmica.
Techos: La bóveda Nubia es una de las tecnologías antiguas de construcción en tierra que se están recuperando y difundiendo en diferentes países. La técnica de construcción utiliza habilidades, mano de obra y materiales renovables del lugar (tierra, piedra, agua) para crear viviendas sostenibles y de bajo costo. Estas construcciones son respetuosas con el medio ambiente, más baratos porque los materiales son del lugar y no requieren de transportación, duraderos porque están en relación a las condiciones climáticas y duraderos.
Pozos canadienses: Los pozos canadienses brindan una temperatura estable, ya que a 2 metros de profundidad la temperatura se mantiene entre los 18 y 22 grados durante todo el año. Es una gran alternativa para acondicionar a los espacios de eficiencia y economía térmica.
Efecto Venturi: muy utilizado en fachadas de edificios de gran escala, mejora la ventilación cruzada y al mismo tiempo aumenta la velocidad del paso del aire y baja la temperatura con el diseño que hace circular el aire, refrescando el aire que ingrese a los espacios interiores.
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